Quito, septiembre 30 del 2015
Estimados y estimadas camaradas, amigas y amigos, compañeros y compañeras:
Nada tan singular constituye esta tarde y noche dirigirme ante este marco de asistentes que engalana la celebración de los 70 años de constitución de la ya legendaria Federación Sindical Mundial y los 71 años de la gloriosa Confederación de Trabajadores del Ecuador, más aún cuando hoy ha culminado la Primera Conferencia Regional de la Unión Internacional Jubilados y Pensionistas de América y somos dignos anfitriones de ellos.
Cuando hablamos de legendaria no es por la mención de la palabra, sino porque la misma encierra toda una historia de lucha de pueblos y naciones como el fin de la Segunda Guerra Mundial y la derrota al fascismo, en donde la clase obrera puso a disposición para la paz del mundo un enorme contingente de seres humanos, no olvidemos que en la entonces Unión Soviética 20 millones de soldados, la mayoría obreros de alistaron en defensa de la humanidad y perecieron en los campos de combate.
De ese legado histórico y su lucha contra el imperialismo y sus constantes ataques contra los pueblos del mundo es que nace la Federación Sindical Mundial, para alcanzar la lucha política y organizativa del movimiento sindical internacional bajo el principio del sindicalismo de clase, en donde nos cobije la solidaridad, la coexistencia pacífica entre pueblos y contra la explotación capitalista.
La celebración de estos 70 años, se realiza en un momento en el cual el sistema capitalista global se encuentra en medio de una crisis económica profunda y multifacética evidenciando que lo que está en crisis es el sistema mismo, ratificando con ello una vez más lo que manifestara el gran pensador de la clase obrera, Karl Marx, que “los medios de producción capitalista no son eternos y que históricamente están desfasados”
Hábilmente intentan hacernos creer que existe una recuperación en las economías, referidas específicamente a los Estados Unidos y en menor medida a la Euro-Zona y lo que es solamente un resultado temporal de un apoyo gigantesco del Estado a las empresas capitalistas, un apoyo que no podrá prolongarse demasiado. Estas ansiedades de las clases dominantes también vienen a explicar sus diferencias intrínsecas con respecto a la mezcla de las políticas económicas que deben ser seguidas, -me refiero a políticas restrictivas o expansionistas-.
Desde el punto de vista de los intereses de la clase obrera cualquier diferencia no es más que las dos caras de la misma moneda. Ninguna política administrativa que se desarrolle dentro del marco territorial del capitalismo puede eliminar las contradicciones inherentes del sistema, ni puede generar concesiones y victorias como ocurría en el pasado cuando las condiciones eran diferentes.
Para ello “El movimiento sindical en general, debemos levantar una fuerte resistencia contra aquellos que tratan de confundir el sentido de lucha acerca de cuáles son las causas de la crisis económica y su posible solución. Queda claro que, las voces que intentan esconder la verdad, no constituyen un fenómeno nuevo en la historia de movimiento obrero. Desde los tiempos de las primeras crisis económicas del sistema capitalista, dichas voces supuestamente racionales aparecieron con el fin de exculpar al capitalismo de su responsabilidad y para evitar que la masa obrera comprendiera que la crisis sería su compañera de viaje y su tortura a menos que el capitalismo fuese derrotado”.
Hoy en día, cualquiera que sea el tipo de gobierno en los países del mundo tanto capitalistas como socialdemócratas, volvemos a escuchar tales voces
de sumisión, que aparecen para amortiguar la rapacidad del capitalismo, sin tomar en cuenta que éste en su fase imperialista está caracterizado por el dominio de los monopolios. Hablan sobre una “política neoliberal fallida”, pero no mencionan que la crisis es una crisis misma del sistema capitalista y más importante aún, es necesaria la lucha, la conciencia y la organización para derrotar definitivamente a este sistema.
Cuando hablamos de estas voces no podemos menos que subrayar la gran culpabilidad a los sindicatos reformistas, amarillos y creados para la conciliación de clases, estos sindicatos desde su creación jugaron un papel de subversión y debilitamiento del movimiento obrero y sindical, al desarrollar la percepción de “cooperación” entre el movimiento sindical y la patronal, al no participar y en muchas veces coartar iniciativas de mucha importancia como las huelgas, marchas y movilizaciones, al transformar a los sindicatos en estructuras burocráticas, al alinearse con los empleadores en el silenciamiento de las bases sindicales, en las fábricas, empresas y centros de trabajo.
El movimiento obrero debe ser el primer combatiente para el derrocamiento de las clases dominantes y no un apagafuegos. La principal condición para ello es el cambio de la situación del movimiento obrero, la derrota de esas fuerzas políticas del sindicalismo patronal, del reformismo y del oportunismo que hasta ahora nos han impedido luchar para afianzar la verdadera lucha hacia la toma del poder, es una tarea permanente que nos corresponderá siempre a los que estamos agrupados en la FSM.
Estoy convencido que en esta sala ninguno de ustedes podrá escapar de su memoria lo que ha sido nuestra gloriosa Confederación de Trabajadores del Ecuador; su compromiso de clase y lucha organizada no ha sido improvisada ni ha pretendido convertirse oportunistamente en una organización vanguardista, pero si tenemos ese orgullo de ser la gestora de las más grande unidad de los trabajadores del campo y la ciudad: prueba de ello es cuando Alfaro y su ejército iniciaron una profunda revolución contra el poder latifundista y clerical, y que continuó más tarde con la organización de las primeras sociedades sindicales y gremiales y el crecimiento de la organización obrera, campesina e indígena.
Fueron los Congresos de la Sociedad Artística e Industrial de Pichincha de 1909 y el II Congreso Obrero realizado en Guayaquil en 1922, los que inician si cabe el término un ascenso hacia la consolidación de un sindicalismo clasista, dejando atrás a estructuras gremiales con clara incidencia clerical y anarco sindicales. La palabra sindicalismo que encierre los contenidos de conciencia e independencia de clase es ya parte de las luchas organizadas de los trabajadores y un claro direccionamiento en la lucha popular.
Consecuencia de ello tenemos entonces el fatídico e inolvidable 15 de noviembre de 1922, en donde la clase obrera fue recibida con sangre y fuego de la oligarquía y del gobierno de ese entonces la más atroz de las masacres y, que tampoco detuvo el carácter de la organización, al contrario permitió un mejor esclarecimiento en las luchas posteriores a la misma, y sobre todo el aglutinamiento masivo de los trabajadores en una expresión de clase y revolucionaria por conciencia.
El nacimiento de la Confederación de Trabajadores del Ecuador, el 9 de julio de 1944, no obedece a una simple Asamblea de delegados interesados en constituir una organización diferente a las ya existentes. Es el producto del desarrollo ideológico y orgánico de la clase obrera, así como el resultado de hechos y acciones posteriores a la masacre del 15 de noviembre, y que para ese entonces ya habían progresado con la revolución rusa de 1917.
En ese entonces también intelectuales y obreros han asimilado las ideas socialistas y han organizado los primeros núcleos, en donde el tema principal es la realización de acciones que tiendan abolir la explotación del hombre por el hombre. Paros y huelgas ya con contenidos políticos e ideológicamente concebidos se entrelazan contra los patronos y los gobiernos, a la huelga de los Ferroviarios de Durán, se unen también los Trabajadores de la Empresa de Luz y Fuerza Eléctrica, Trabajadores de la Empresa de Carros Urbanos, Asociación Unión de Trabajadores del Gas, Unión de Trabajadores de la Fábrica FAMA, Unión de Trabajadores de Molino Nacional, Trabajadores de la Fábrica El Progreso, Sindicato de la Fábrica La Roma, Unión de Trabajadores el Arsenal, en un total de 150 sindicatos y organizaciones gremiales marchan decididamente por sus derechos.
No podríamos dejar de añadir la fundación de Partido Socialista Ecuatoriano en 1926, cuyo Congreso reunido en Quito, elabora la declaración de principios y los estatutos del mismo; Partido que luego y dada la heterogeneidad de las ideas se impone una corriente más avanzada representada por la corriente comunista y la consecuente separación de esta para dar paso al Partido Comunista del Ecuador en 1928. Sea cual fuere la mejor percepción en la izquierda, la clase obrera ya tiene entonces una vanguardia capaz de señalar con precisión sus objetivos y dirigir su lucha, tiene un partido político que represente realmente sus intereses.
Para 1938 en el III Congreso Nacional de Trabajadores, se organiza la Confederación Obrera del Ecuador y se aprueba un proyecto del Código del Trabajo. La presencia de comunistas, socialistas e intelectuales progresistas, las ideas revolucionarias del marxismo y del leninismo, pudieron expresarse en el mismo; así como también en la conformación de la Asamblea Constituyente de 1944, en la que participaron los diputados comunistas: Gustavo Becerra, Pedro Antonio Saad, Ricardo Paredes, Enrique Gil Gilbert, Neptalí Pacheco, Aquiles Valencia, Manuel Medina Castro, cuya influencia se hizo presente en la Constitución de la República de 1945. Vale decir que en ese entonces había diputados que representaban los intereses de los trabajadores, en los momentos actuales no existe ni uno solo.
La lucha ha sido frontal, permanente e inclaudicable; no podemos olvidar las huelgas nacionales que culminaron con el derrocamiento del Gobierno antipopular de Velasco Ibarra en 1961, la dictadura militar en 1966, las innumerables huelgas nacionales de 1971 y 1975, en donde primaban las consignas por mejores salarios, estabilidad laboral, defensa de los derechos laborales, contra la prepotencia patronal y gubernamental, defensa de la soberanía nacional, contra la política de ajuste del FMI, defensa de la seguridad social, defensa del patrimonio nacional, todo estos hechos perpetrados en los más altos grados de corrupción que se generaban desde las instancia de poder.
Estos principios y muchos más fueron recogidos en 1976 por el naciente Frente Unitario de Trabajadores FUT, instancia que se constituye como una unidad de acción de los trabajadores y su aspiración principal es la constitución de la Central Única de Trabajadores que naciera desde, para y por los trabajadores.
Hoy la CUT - que seguramente estimados delegados de los países de América principalmente han escuchado por diferentes medios estatales - deben conocer que es nacida desde las instancias burocráticas del gobierno, y por tanto no puede ni será la expresión de clase de los trabajadores, más aun cuando en sus enunciados constitutivos declara: “El sindicalismo en el socialismo del siglo XXI, difiere sustancialmente del sindicalismo tradicional. La diferencia radica en que deja de ser instrumento de defensa de la clase trabajadora frente a la patronal –en el marco de las relaciones de explotación-, para convertirse en instrumento de participación y movilización de los trabajadores en la construcción y consolidación de la sociedad del buen vivir”.- esto no deja de ser sino un despropósito a la verdadera lucha obrera, acaso no es una osadía proponer que abandonemos la defensa de los trabajadores.
Ese es el nuevo sindicalismo que se propone?. Este sindicalismo y su posición solo puede ser aplaudida por la patronal, felicitada por el imperialismo e instrumentalizada por la verdadera restauración conservadora y la burguesía.
Nuestra Central como parte integrante del FUT, ha sido como toda organización social, impulsadora de los grandes cambios que deben dar los pueblos y los trabajadores para la transformación de las sociedades, por ello siempre apoyaremos y estamos decididos hasta dar nuestras vidas por esos cambios cualitativos; pero de igual manera seremos los principales detractores cuando estos procesos siguen favoreciendo para la acumulación de capital de las oligarquías criollas y las transnacionales.
Por ello ha sido nuestra presencia masiva en las calles y muy cuestionada por el gobierno y a veces por otros sectores, bajo el argumento de que la derecha se puede aprovechar, de la restauración conservadora, o del golpe de Estado, pero reiterada y públicamente desde el Frente Unitario de Trabajadores y del Colectivo de Organizaciones Sociales y Populares, hemos manifestado que no existe ninguna relación, que no puede existir relación entre explotados y explotadores, y si hay amenazas golpistas, esos riesgos no pueden mantenernos a los trabajadores y hombres de izquierda planificando la revolución en medio de cuatro paredes, porque no se trata o esperar que pase la tormenta, es aprender a abrirnos paso bajo el fuego y la lluvia y con mayor razón a todos los que hacemos una actividad militante, política y revolucionaria.
Se escucha permanentemente los llamados a mantener la democracia, y así lo hemos hecho en toda nuestra historia, y lo seguiremos haciendo cuantas veces sea necesario: defender la democracia, que no es lo mismo que defender solo al gobierno. Esta democracia que hoy defendemos, solo lo hacemos temporalmente, porque esta no es nuestra democracia, porque esta es la democracia burguesa que la defenderemos en tanto sirva para imponer nuestra democracia a futuro.
Esta democracia la impone aun la clase dominante en favor de sus intereses, solo miremos las reformas laborales que implementan en estos momentos en contra de los trabajadores, por parte del Ejecutivo y de una Asamblea Nacional que responden fielmente a los intereses de la burguesía, y no puede ser de otra manera dado el sistema en que nos desarrollamos.
A nosotros nos corresponde hablar y defender a la clase obrera en su conjunto, esto es de los trabajadores activos, aquellos que son los actualmente explotados, de los trabajadores pasivos o jubilados, aquellos que ya fueron explotados y exprimidos, por lo que adolecen de discapacidades, de enfermedades profesionales, de enfermedades catastróficas, también tenemos que ocuparnos de los trabajadores desocupados que son parte integrante del ejército industrial de reserva con los cuales negocian salarios bajos y condiciones agobiantes de explotación, y ocuparnos también de los futuros trabajadores, nuestros hijos y nuestros nietos que están esperando su turno para ser explotados.
Existen criterios como el mal menor, en donde se manifiesta que no le podemos exigir al Gobierno y particularmente al Presidente de la República porque no es de izquierda, y no es así estimados compañeros: Febres Cordero no fue de izquierda y le exigimos, Sixto Durán, Jamil Mahuad, Velasco Ibarra, las dictaduras y todos los gobiernos existentes desde la fundación de la República ninguno ha sido de izquierda y a todos les hemos exigido; pero ante todos hemos defendido los derechos de los trabajadores y del pueblo, y siempre los hemos defendido en las calles y también en la clandestinidad.
Que nos corresponde hoy y en adelante a los trabajadores, a las organizaciones sociales a los partidos y movimientos de izquierda, democráticos y progresistas, levantar una plataforma de lucha con una propuesta política que incida en los trabajadores y el pueblo. No podemos regresar al pasado, la tarea entonces es unir y conducir bajo la hegemonía de la clase obrera y en alianza con el campesinado y con otras fuerzas democráticas y patrióticas, esa gran unidad. Hoy no la encontramos en aquellos que vuelven a unirse para fines netamente electorales o apéndices de los gobiernos.
En estas consabidas unidades no hemos por lo menos escuchado pronunciar una sola palabra sobre las enmiendas y reformas constitucionales que afectan a los trabajadores y el pueblo, allí deben discutir los derechos de los trabajadores, sobre la revolución agraria, las incontables denuncias de violación de los contratos colectivos, el no pago de los aportes gubernamentales a la seguridad social, el congelamiento de las pensiones de los jubilados, entre muchas otras cosas más.
Esas reformas y toda la política anti laboral que se está implementando, no puede provenir desde la izquierda, la política en favor del empresariado y de la burguesía, no puede provenir desde la izquierda, el abandono de todo lo positivo que había al inicio solo puede ser producto del afianzamiento de la derecha al interior del gobierno, de la restauración conservadora no en contra del gobierno, sino desde el gobierno, y todo apunta a señalar que se trata de un enfrentamiento entre dos sectores de la derecha, la derecha que está fuera del gobierno y la derecha que trata de mantenerse en él. La poca izquierda que algún momento hubo, una buena parte ya salió, y la escaza que queda ya no pesa ni decide nada.
En fin hay muchos temas sobre los cuales discutir, aclarar y desenmascarar, pero nuestra arma que es la teoría marxista no la detendrán, es necesario por tanto emprender una profunda lucha ideológica, formando cuadros y dirigentes sindicales, de trabajadores, de las mujeres, de los jóvenes. No podemos permitir que nuestra juventud se forme en la conciliación de clases. Así como reafirmamos una vez más que los trabajadores en ningún momento estaremos junto a la derecha reaccionaria y sus representantes extranjeros y criollos, estén donde estén.
Continuaremos en las movilizaciones con los trabajadores junto a las organizaciones sociales y populares, por sus derechos. No hay socialismo sin la participación de los trabajadores, vamos por la construcción del poder popular desde la perspectiva de clase, desde los trabajadores y trabajadoras, los campesinos, la juventud estudiosa, los maestros, los artesanos, el pueblo indígena, el pueblo negro, los desocupados, los informales, las minorías y todo el pueblo en general.
VIVA LOS 70 AÑOS DE NUESTRA LEGENDARIA FEDERACIÓN SINDICAL MUNDIAL!
VIVA LOS 71 AÑOS DE LA CONFEDERACIÓN DE TRABAJADAORES DEL ECUADOR!
VIVA LA SOLIDARIDAD Y EL INTERNACIONALISMO PROLETARIO!
VIVA EL SINDICALISMO CLASISTA Y REVOLUCIONARIO
HASTA LA VICTORIA SIMPRE!
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